jueves, 9 de enero de 2020

La historia de un payaso cualquiera


Era el increíble año 2001, cuando Rubén González Huidobro, un profesor de educación física con apenas pocos años de experiencia, y Margarita Samayoa González, una recién egresada licenciada en docencia, recibieron a lo que ellos se refieren como ‘’la mayor bendición de sus vidas’’, su primer hijo Héctor Rubén González Samayoa.
Héctor nació en la ciudad de Puebla, el día 7 del séptimo mes: Julio, por lo cual siempre ah dicho que su numero de la suerte es el 7, sus padres inmediatamente lo llevaron a vivir a Zacatlán, donde su padre había residido toda su vida.
Debido a que sus padres trabajaban, él pasó gran parte de su infancia siendo cuidado por su abuela Luz Aurelia Huidobro Valderrabano. ‘’Doña Yeya’’, como era conocida por sus amistades, y Héctor desarrollaron un vinculo muy lindo, llegando este a considerarla su segunda madre.
Estudió casi toda la vida en la misma escuela: el Centro Escolar ‘’Presidente Juan N. Méndez’’, desde jardín de niños hasta la preparatoria, por lo cual desarrollo un cariño muy grande a esta institución y hoy en día sigue yendo a visitarla cuando tiene tiempo.
Héctor está casado con la música, siendo más precisos con la historia moderna de ella, estudiando diferentes corrientes que la han llevado a los ritmos actuales, y también es fan de cantar todo el tiempo, no se considera malo, pero sabe que tampoco es el mejor.
A finales de secundaría y principios de Preparatoria comenzaría un periodo de depresión en su vida, sus compañeros le hacían bullying por ser gordo, sintiendo fuertemente por primera vez un rechazo social, y a esto se le sumó el fallecimiento de su abue Yeya, lo cuál lo derrumbo completamente y causo que empezara a hacer cosas que hasta el día de hoy siguen afectando su vida, tales como ingerir alcohol y empezar un entonces leve tabaquismo. 
Sin embargo las cosas mejorarían después y Héctor volvería a ser feliz por un buen periodo a lo largo de la prepa.
En 2019 presentó examen de admisión en UNAM y se quedó a 7 puntos de ser admitido, a pesar de llevarse una buena decepción lo tomo también como aprendizaje. Tiempo después realizaría el examen de admisión en Buap donde seria aceptado y conocería a muy buenas personas con las cuales ah tenido muy lindas experiencias y se siente a gusto en el ambiente universitario.

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