Sangre, lagrimas y metanfetamina.
¿Qué harías si un día como cualquiera te enteras que tu vida acabará mas pronto de lo que crees? ¿Cómo reaccionarias si de la noche a la mañana te diagnosticaran un cáncer inoperable? ¿Qué estarías dispuesto hacer para dejarle suficiente sustento a tu familia para que viva bien en tu ausencia? Estás preguntas son la premisa de Breaking Bad, una serie que muchos aclaman y consideran la mejor de todos los tiempos.Pero...¿Por qué?
Breaking Bad es una mezcla perfecta de psicología, fotografía y guion. De entrada tenemos la evolución (o mejor dicho involución) del personaje principal Walter White, un hombre diagnosticado con cáncer de pulmón inoperable, una persona dócil y amable, que se adentra en el mundo del narcotraficante para dejar suficiente dinero a su familia para cuando el muera. Poco a poco este sucumbe ante su alter-ego Heisenberg, una persona intimidante, sin problemas para matar a quien estorbe en su camino, que ya no hace lo que hace por su familia, sino porque le apasiona.
La fotografía es increíble, utilizando paisajes y colores que ayudan perfectamente al desarrollo de la trama, los colores de cada escena reflejan el sentir de los personajes que aparecen en ellas, la paleta de colores esta perfectamente cuidada para que todas las tonalidades estén ahí por una razón.
El guion nos regala diálogos estupendos y timings esplendidos, incluso en conversaciones en las que cualquier persona promedio se aburriría, Breaking Bad hace que los tele-videntes pongan suma atención, ya que en en cada dialogo podría estar la respuesta a la problemática de cada capitulo
Por ultimo hay que reconocerle a la serie que tiene muy pocos capítulos aburridos, no conoce la palabra "relleno" y a pesar de no tener acción siempre, cada episodio te mantiene al filo del asiento.
La historia de Breaking Bad es una representación total de la frase "que tanto puedes nadar contra la corriente, antes de ahogarte en ella".
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